#LenguajeRespetuoso Reflexionando247

Discapacidad & Empatía Bidireccional: Autocrítica constructiva

mujer con altavoz en un a manifestacion

Hay algo que me ha caracterizado desde pequeña: un afán justiciero y defensor de la diversidad.

Recuerdo que con unos 7 años derramé un vaso de agua fría sobre el hermano de una amiga mientras dormía la siesta, porque durante la comida había dicho un comentario racista a modo jocoso.

También recuerdo un día del cole, cuando dí una patada a mi profesor de gimnasia porque al tomar lista me había golpeado la frente con un ademán nazi.

Por ese entonces yo no tenía recursos, no sabía defender mi postura verbalmente. Era muy joven y la impotencia me hacía actuar de esta u otras formas para demostrar mi discrepancia con la discriminación de cualquier tipo.

Por suerte crecí y ahora tengo las herramientas necesarias para debatir, argumentar y denunciar si es necesario.

Esas anécdotas de mi niñez vienen a cuento de mi reflexión de hoy porque creo que en alguna medida, en el mundo de la diversidad, seguimos pecando de actitudes poco constructivas.

Hoy escribo específicamente del colectivo que engloba la Diversidad Funcional, aunque perfectamente se aplica a otras minorías.

Ocurre a diario que como individuos, e incluso desde asociaciones, nos enfadamos al ver carteles de “minusválidos“,ponemos reclamaciones, escrachamos en las redes sociales a quienes hablan de discapacidad de una forma incorrecta. Nos revelamos, criticamos, pataleamos, nos sentimos profundamente ofendidos y angustiados. Nos comportamos como esa niña que fui yo, y damos un puntapié victorioso al malvado sin solucionar nada.

Y es que para recibir esa empatía que necesitamos a nivel social, el primer paso es empatizar con quienes criticamos.

  • Sí, con ellos.
  • Sí, aunque nuestra vida sea menos fácil.
  • Sí, aunque no obtengamos las ayudas que corresponden, luchemos contra el sistema para escolarizar bien a nuestros hijos y las terapias públicas sean insuficientes.
  • Sí, aunque nosotros creamos que por ser los afectados nos merecemos el respeto universal per sé.
  • Sí, aunque vivamos como víctimas deprimidas o como valientes resilientes nuestra relación con la discapacidad.
  • Sí, aunque nosotros seamos respetuosos con todos y todas y esperemos el mismo trato a cambio.


Pensemos: buscamos empatía…¡empaticemos!

Pensemos. ¿Acaso ellos y ellas saben cuál es la terminología correcta para referirse a la discapacidad? ¿Es posible que la ignorancia sea la base de sus errores? ¿O es la desidia? ¿La falta de interés por averiguar y actualizarse? ¿Será un verdadero afán de agredir o una negligencia?

Pensemos. El lenguaje es dinámico. A medida que avanzamos como sociedad, se va transformando, adaptando y redefiniendo.

Quizás las personas que llaman discapacitado a tu hijo, lo hacen porque creen que así es como deben referirse a él.

No se han tomado el tiempo de reflexionar sobre la fuerza de la palabra, las connotaciones, los resultados anímicos, el estigma. No han leído ni oído sobre las modificaciones en los conceptos que abarcan la discapacidad…Hace no mucho la definición de alguien en silla de ruedas era sin más, paralítico.

Así que llegando al título de esta reflexión, habéis comprobado que siento que parte del uso incorrecto del lenguaje relacionado con la discapacidad, proviene también de nuestra falta de empatía (la de los afectados), hacia los que no tienen discapacidad ni saben nada de este universo.

Espero que entendáis que esta reflexión pretende ser una crítica constructiva, en la que me incluyo, para llegar al cometido final: conseguir el respeto hacia nuestro colectivo, y eso viene de la mano de la empatía social hacia la Diversidad Funcional.

Y creo que entonces, suavizando así la acentuación con la que alguien escribe minusválido o discapacitado, deberíamos ahora pensar cuál es nuestra función, nuestro rol en esta situación.

Estoy convencida que la misión que debemos cumplir se divide en dos:

  1.  Educar, divulgar y llevar a la reflexión.
  2.  Respetar y hacernos respetar.

Educar, divulgar y llevar a la reflexión.

Ya que nos interesa y compete el tema, tomémonos el trabajo de divulgar en la medida de nuestras posibilidades. Educar a la sociedad ajena a la discapacidad (y a mucha dentro, que también me he encontrado con webs de Parálisis Cerebral hablando de padeceres, paralíticos y enfermos…)sobre cómo debemos hablar de discapacidad. Sobre cómo se vive con discapacidad.

Sobre cómo la discapacidad es una diversidad funcional, en un planeta donde la diversidad es la regla y no la excepción. Sobre cómo afectan las palabras a la percepción del individuo, y lo limitan o no, lo estigmatizan o no.

Enseñar desde el respeto, sin enfados.

Educar de forma clara y fácil, como hacen desde el Proyecto sin ánimo de lucro Disccionario (que descubrí hace unos días y me tiene totalmente entusiasmada) con infografías de este tipo circulando por las RRSS.

comunicar-discapacidad-DISccionario

Divulgar aprovechando nuestras redes sociales, webs y blogs para subir, compartir, retuitear, escribir y postear sobre cómo debemos comunicar la discapacidad y sobre el poder de las palabras.

Podéis ver cómo lo hago yo haciendo click aquí.

Corregir cuando veamos, leamos, oigamos a alguien referirse a la discapacidad de forma incorrecta. La mejor manera de hacerlo es facilitándole información del tipo: es mejor llamar a esta condición de esta manera (y explicar cómo y por qué).

Respetar y hacernos respetar.

Tratemos de ser coherentes en nuestras demandas sociales: respetemos la diversidad cuando esperamos respeto. De esto ya hablé hace un tiempo en este post ¡empecemos por casa!

El respeto que deseo dar y recibir abarca varias áreas:

  • comunicacional
  • conductual
  • emocional

De nada vale referirnos a una persona con discapacidad con el lenguaje correcto, si la miramos con pena, rareza, asombro, disgusto y un largo etcétera.

Es incongruente abrir la puerta a una persona en silla de ruedas, y luego aparcar 5 minutitos en una plaza reservada para personas con movilidad reducida. (son SUS 5 minutitos de los que te estas apropiando sin permiso, ¡no los tuyos!)

Obviamente resulta insultante utilizar palabras relacionadas con la discapacidad de forma peyorativa.

Comprendamos que hablamos de personas. Hombres, mujeres, niñas, niños. Personas con nombre y apellidos. Personas que son eso antes que cualquier otra cosa. Personas que no sufren una discapacidad, sino que tienen una discapacidad Y sufren por culpa de una sociedad ignorante, pasiva y temerosa de lo desconocido.

Así que mi reflexión concluye donde empezó: en el título.

Hagamos de la empatía (según wikipedia: La empatía del griego ἐμπαθής (emocionado) es la capacidad cognitiva de percibir, en un contexto común, lo que otro ser puede sentir. ) una capacidad bidireccional.

Pongámonos en el lugar del otro e intentemos discernir entre prejuicio, discriminación o ignorancia: en todos los casos eduquemos.

Eduquemos a la sociedad.

Eduquémonos nosotros, a nuestros hijos e hijas.

El conocimiento es el arma más poderosa para poder empatizar: repartamos conocimiento y exijamos a los medios de comunicación y a las instituciones públicas y privadas que se actualicen y dejen de vulnerar uno de nuestros mayores derechos: el de ser respetados.

Y cuando no quede más remedio, denunciemos.

Pero dejemos  ya de ofendernos. ¡Actuemos!

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¡Nos leemos!

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6 Comentarios

  • Respuesta mamatupuedes abril 13, 2016 en 2:05 pm

    Muy identificada con tus palabras, podría describirme igual de pequeña… por algo acabe haciendo educación social! 🙂

    • Respuesta Criando247 mayo 5, 2016 en 9:44 am

      Me alegra encontrar en la blogosfera más gente alineada con este pensamiento. La fuerza mueve montañas! Gracias por pasar y comentar 🙂

    • Respuesta gurs octubre 26, 2016 en 12:41 pm

      Me ha gustado muuucho tu posición. Estoy trabajando con diferentes asociaciones que trabajan con la discapacidad y por ignorancia, me he sentido atacado por emplear terminos incorrectos, sin ningún a´nimo de ofender y teniendo especial cuidado en como decir las cosas.
      Me gusta mucho el que hables de empatía bidireccional. Mis intenciones son buenas, basadas en la comprensión y el respeto, así que no entiendo pq se me ha hablado desde el enfado y la NO empatía… no tengo pq saber como se debe hablar.. y eso que trato de informarme.. como ves estoy leyendo este blog.. Muchas gracias.

      • Respuesta Criando 24/7 octubre 26, 2016 en 1:41 pm

        Lamentablemente hay gente apática en todos los ámbitos, también entre los que formamos grupos minoritarios.
        Por otro lado, es cierto que cuando algo nos toca de cerca estamos más vulnerables y sensibles a todo, en “modo defensa” en lugar de darnos cuenta que no todo el mundo está en nuestra contra.
        Ojalá llegue el momento en que todos y todas comprendamos que para pedir empatía debemos empatizar. Y que nadie tiene la obligación de saber, pero sí de respetar.
        Gracias por pasar y comentar!

  • Respuesta anasansem marzo 31, 2017 en 11:03 pm

    Tienes toda la razón. Mi hija 8 alo, al referirse a uno de sus amigos, dijo que era discapacitado. Lo dijo así porque lo había escuchado así, porque así lo decían a su alrededor adultos referentes. Lo dijo así sin ninguna connotación negativa, con normalidad…una palabra mas. Entonces hablé con ella, le expliqué que las palabras son importantes y que a vece, el modo en que nos referimos a una persona, puede hacer que esta se sienta mal. Ahora, cuando escucha a alguien decir discapacitado refiriéndose a su amigo, le corrige sin complejos… « nosotros preferimos decir diversidad funcional» suelta ella con su voz angelical y su sonrisa infantil. Está haciendo una campaña que no tiene precio! Jajaja

  • Respuesta Poemario Infantil enero 12, 2021 en 6:26 pm

    Toda la razón, es muy importante ir sensibilizando a chicos y grandes sobre este tipo de temas. Yo, hasta hace no mucho, solía ser muy ignorante respecto al tema. Siempre me refería a las personas con capacidades diferentes como discapacitadas, sin pararme a pensar en lo que podían sentir al usar dicho término. Me he esforzado por corregir ese aspecto y enseñar a mis hijos a escoger sus palabras con cuidado, sobre todo porque tengo un sobrino con capacidades distintas y hasta ahora la convivencia ha sido maravillosa. Por eso me encanta que cada vez se le mayor visibilidad a este tipo de iniciativas. ¡Mucha suerte y gracias por tu labor!

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