Desde que fui madre tuve claro que el modelo de crianza que quería inculcar a mis hijos iba a estar basado en un eje transversal: el respeto. Al menos, lo iba a intentar. Y eso es lo que hago en mi día a día: lo intento.
La crianza respetuosa impuesta
A veces, cuando hablamos o leemos sobre crianza respetuosa, igual que pasa en otros ámbitos, los extremos devoran la esencia y se pierde (perdemos) el rumbo.
Si educamos en el respeto no podemos perder de vista que como adultas y responsables del desarrollo de nuestros hijos e hijas, nuestro ejemplo es clave.
Respetar, por tanto, implica no sólo lo que indican algunos gurús de la crianza respetuosa señalando como madres perfectas a las que respetan los ritmos, la evolución y las necesidades de sus hijos, mientras dejan la imperfección para aquellas “malasmadres” que deciden, por el motivo que sea, no practicar el colecho, la alimentación complementaria auto-regulada (BLW), la lactancia materna exclusiva a demanda y sin fecha de caducidad u ofrecer una dedicación plena a la maternidad dando una pausa al desarrollo profesional y personal.
La información: clave para definir nuestro modelo de crianza.
La información es poder, y por ello veo necesario conocer e informarnos de las opciones para luego tomar aquellas que se ajusten a las necesidades de nuestro núcleo familiar y nos hagan vivir en armonía.
No existe la fórmula de crianza perfecta para todo el mundo. debemos encontrar la que nos sirve a nosotras, a nuestra familia, y siempre sabiendo que podemos cambiar de opinión o rumbo sin ser observadas o juzgadas por ello.
En estos 8 años que llevo de maternidad, y sobretodo con la llegada del pequeño hace 6, mi día a día me encuentra reflexionando, revisando y reajustando el rumbo.
Primando siempre el respeto a la integridad física y emocional de los niños y las niñas, cualquier opción de crianza me parece válida y legítima. Las respeto aunque a veces no las comparta.
Crianza & Las guerras que nos venden.
La lactancia: Teta vs Biberón.
He querido dar lactancia materna y he podido, pero con mi hijo mayor tuvimos etapas de lactancia mixta por varias razones que os conté aquí. Con él la teta se acabó sobre los 2 años, mientras que el pequeño estuvo lactando hasta casi los 5.
No creo haber sido mejor madre para uno que para el otro. Y no soy quién para juzgar a las familias que por necesidad o decisión han dado lactancia artificial. ¿Sabes tú sus motivos?
La conciliación laboral y familiar. Ama de casa vs Desarrollo profesional.
He deseado poder dedicarme plenamente a ellos, aunque mi concepto de “pleno” no era el mismo hace 8 años que ahora.
Los primeros 2 años ajusté mi jornada laboral al horario de la guardería a la que se incorporó mi bebé con 7 meses de edad. Cuando llegó el pequeño decidimos que me quedara en casa a tiempo completo para poder sacar adelante al bebé recién nacido sin escolarizarlo y poder atender a un niño recién diagnosticado con la agenda diversa a reventar.
Pasé un año siendo ama de casa y cuidadora el 100% del tiempo. Me siento afortunada por ello, pero necesitaba volver a trabajar fuera del hogar y poder buscar mi plenitud era otro gran ejemplo que quería brindar a mis hijos.
Cuando me estrellé con las nulas posibilidades de reinsertarme en mi profesión siendo madre típica y atípica, comencé a reinventarme laboralmente, a buscar opciones para conseguir conciliar y cubrir las necesidades de mis hijos, las mías y las de nuestro proyecto familiar.
He buscado, analizado e intentado varios caminos durante este tiempo.
Hoy en día compatibilizo mi bimaternidad con varios emprendimientos como autónoma, como la organización de talleres para empoderar a las familias, las charlas de divulgación, la redacción de contenidos para diferentes portales online y el impulso de proyectos de otras madres autónomas buscando conciliar.
No creo haber sido mejor madre para uno que para otro. Y no soy quién para juzgar a las familias que por necesidad o decisión han decidido quedarse en casa 24/7, han continuado con su ritmo laboral o van cambiando como hice yo. ¿Sabes tú sus motivos?
La alimentación complementaria. BLW vs Purés.
A mis dos niños les ofrecí la alimentación complementaria con el método conocido como Baby Led Weaning. Sin embargo, cuando el mayor no estaba conmigo (en la guarde, con su abuela o su padre), le ofrecían purés. Primaba la seguridad, no sólo del niño, sino de los adultos que deben estar tranquilos y contar con las herramientas necesarias para poder hacer BLW.
No creo haber sido mejor madre para uno que para otro. Y no soy quién para juzgar a las familias que por necesidad o decisión han optado por ofrecer la AC en forma de puré, BLW o mixta. ¿Sabes tú sus motivos?
El sueño infantil. Colecho vs Cuna.
Soy una amante del colecho, lo reconozco. Pero al ir creciendo mis niños he necesitado poder disponer de un espacio más confortable, libre de pataditas y resto de tomas a lo ninja que me regalaban mis hijos, aparte de desear recuperar un poco la intimidad con mi pareja.
El mayor durmió en una mini cuna pegada a mi cama hasta los 6 meses, luego pasó a mi cama donde compartimos las noches hasta avanzado el embarazo de su hermanito. Cerca de los 2 años comenzó a dormir en su propio dormitorio, más feliz que una perdiz a la que no se comen en los finales de los cuentos, claro está). Con el pequeño colechamos desde que nació hasta pasados los 4 años, y ahora con 6 sigue necesitando dormirse pegado a mí aunque sabe que una vez dormido lo pasamos a su camita. Las visitas nocturnas a nuestra cama siguen en el orden del día, pero se van espaciando cada vez más.
No creo haber sido mejor madre para uno que para otro. Y no soy quién para juzgar a las familias que por necesidad o decisión han optado por dormirlos en sus cunas desde el nacimiento o hacer colecho hasta que los peques se fuesen por su propio pie. ¿Sabes tú sus motivos?
La seguridad en el coche. #Acontramarcha vs ¿?
Mis dos hijos han viajado en el coche a contra marcha hasta que agotaron las posibilidades, sobre los 5 años y medio. Su seguridad no es negociable, como os decía aquí. Sin embargo, eso es lo que hemos podido ofrecerles a ellos con nuestras circunstancias. Tengo amigas que no han podido elegir llevar a sus hijos a contramarcha, por ejemplo, porque deben ir en sus sillas de ruedas ancladas al coche o porque a nivel postural requerían un asiento especial del que no existe versión #ACM.
No creo haber sido mejor madre que nadie, aunque en este punto creo que lo que más falla es la información fiable ya que muchas familias no saben que los niños pueden viajar a contra marcha hasta los 25 kgs o 1.20 de altura, y que es la opción más segura…siempre que sea posible de implementar. En cualquier caso. ¿Sabes tú sus motivos?
Moviéndonos con niños. Porteo vs Carro.
Ambos han sido porteados de manera ergonómica hasta que he podido, según el peso de cada uno y teniendo en cuenta mis problemas cervicales.
Sin embargo, el mayor ha ido muchísimo en carro y el pequeño ha pasado infinidad de horas pegado a mí.
También hemos tenido una temporada de carro doble para hermanos seguidos, como veis en la foto. Las necesidades de contacto o movilidad de ellos han sido y son diferentes, al igual que mis posibilidades y ganas de pasear con ellos de una u otra manera.
No creo haber sido mejor madre para uno que para otro. Y no soy quién para juzgar a las familias que por necesidad o decisión han optado por carro siempre y porteo nunca. ¿Sabes tú sus motivos?
Resumiendo, que es gerundio.
Ser respetuoso con nuestros hijos va de la mano con ser respetuoso con los demás.
Hacer críticas públicas o privadas sobre las opciones de (p)maternar ajenas, sin que sean constructivas e instructivas, bajo mi punto de vista es exactamente lo contrario a educar en el respeto.
Si queremos fomentar la lactancia, el porteo ergonómico, el colecho, los sistemas de retención infantil a contra marcha, el BLW , la educación libre de estereotipos o lo que sea en torno a la crianza: informemos, acompañemos, contengamos, apoyemos.
Respetemos las crianzas ajenas y, si creemos que tenemos herramientas que puedan servir a los demás, ofrezcámoslas desde el respeto, sin exigencias ni juicios. Actuemos como nos gustaría que los demás se relacionen con nuestra (p) maternidad.
Ya está bien de colgarnos medallas de “Crianza Respetuosa” mientras hundimos las (p)maternidades ajenas. ¿No crees?
Bastante agotadora es la experiencia de dormir poco, aprender y desaprender continuamente, luchar contra la falta de medidas de conciliación y los estereotipos culturales como para tener que montar una guerra entre nosotras en lugar de empatizar y apoyarnos.
Dejemos las imposiciones y hagamos tribu.
¿Te has sentido juzgada por alguna de tus decisiones en torno a la crianza de tus peques?
¿Cómo ofreces tus herramientas a otras familias?
¿Crees que es importante reflexionar sobre la forma en que nos relacionamos con las crianzas ajenas?
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¡Nos leemos!
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