Mi hijo mayor acaba de cumplir 7 años y ya está siendo bastante consciente de las dificultades y retos que le suponen haber sobrevivido a un ictus pediátrico al nacer.
Las secuelas de su accidente cerebro vascular son, como muchos sabéis, un tipo de parálisis cerebral infantil llamado hemiparesia.
En su caso afecta al lado derecho de su cuerpo que tiene menos fuerza, control y elasticidad que la mitad izquierda. Eso ralentiza su evolución motora con respecto a lo esperado por edad, tiene menos equilibrio y dominio general de sus movimientos a nivel grueso (caminar, saltar, pedalear, etc.) y fino (manipulación), aparte que la lesión lo ha forzado a ser zurdo cuando hubiese sido diestro.
La lateralidad cruzada, que puede darse en muchos casos y en el suyo es un hecho, trae consigo otras dificultades adicionales.
Mi niño lleva una férula ortopédica (Ortesis o DAFO) en el pie derecho desde antes de aprender a gatear.
Cuando tenía 12 meses y aún su diagnóstico era incierto, ya habíamos comenzado con terapias de todo tipo para ayudarlo a evolucionar en los hitos que no cumplía.
En sus 7 años de vida, lleva unos 6 sumando a su horario escolar una infinidad de sesiones de fisioterapia, estimulación, psicomotricidad, musicoterapia, habilidades sociales, integración sensorial, terapia ocupacional, piscina adaptada, equinoterapia, terapia restrictiva y bimanual…y eso sin contar las revisiones en múltiples especialidades médicas por las que su tiempo de «ser niño» ha sufrido una merma cuantiosa comparada con sus iguales.
Su trabajo y esfuerzo lo han llevado a conseguir grandes logros, por pequeños que parezcan a muchas miradas ajenas.
Este curso nos pidió ir a dos extraescolares y decidimos hacerle caso. Quitamos terapias y dimos paso a sus clases de Judo y Funky, apostando por la motivación y la posibilidad de realizar actividades de carácter grupal e inclusivas.
¿Y sabéis qué? Desde el día 1 ha recibido comentarios, risas y etiquetas. Nos hemos visto en la necesidad imperiosa de trabajar su autoestima, la asertividad en sus respuestas, en reforzar su carácter amigable e inocente para poder enfrentarse a la injusticia de la ignorancia social.
Una de las frases que más le dolían era la de «¿Para qué vienes a Judo si nunca conseguirás hacerlo bien?».
Le dolían a él y nos destrozaba a nosotros, sintiendo una impotencia monumental ante esos puñales de palabras esbozados por alumnos apáticos educados en la intolerancia y el quién más mejor.
A esos compañeros (?) de Judo y a sus familias los educaría yo con el cinto.
Con éste en concreto.
Mi hijo ha conseguido cambiar de color en 3 meses. Puede ser tarde o pronto, lo desconozco. Su profesor me ha dicho que se lo ha ganaďo a fuerza de intentar hacer cada llave que le enseña y yo le creo.
Si por el contrario siguiese con el cinto básico de color blanco en su kimono, yo estaría igual de orgullosa y esperaría del resto el mismo respeto hacia mi niño. Pero mira tú por dónde ha podido superar esas piedras humanas en sus clases, sigue aprendiendo a su ritmo y mejorando sus técnicas del primer deporte que eligió por motus propio.
Así que por favor, POR FAVOR, dejad ya de educar a vuestros niños y niñas en la competencia, en la creencia de que ser más rápidos es mejor, en las formas tan dañinas de posicionarse por encima del resto desmereciendo a los demás.
Yo seguiré enseñándole que él puede con todo y que no deje que nadie le haga creer lo contrario. Pero no sé cuánto tiempo más resistiré el impulso de ir a por esa gente que desconoce la empatía y el respeto por la diversidad, sea cual fuere. Y quizás ese día pierda mi discurso tolerante, educativo y protocolar.
De momento espero que el cinto bicolor de mi niño les sirva de mordaza.
¿Habéis vivido situaciones así con vuestros hijos e hijas atípicos?
¿Cómo habéis reaccionado?
¿Qué les habéis dicho que hagan cuando se enfrenten a los prejuicios ajenos?
Nos leemos.
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3 Comments
Muchas gracias por tomarte el tiempo de leerme y escribirme. Un abrazo
El articulo genial, mi hija de casi 3 años ahora empiezara el cole y ya tiemblo de las frases que puedan llegar a decir….
Sobre los comentarios….los niños no se les puede criticar por hacer esas frases a esa edad creo que tampoco van con mala leche, tenemos que preparar a los hijos para responder lo que toca cuando hay esas frases. Quizas con un “porque me gusta y con practica me saldra” a los compañeros son suficientes. ( aun no he llegado a esa epoca)
“Y quizás ese día pierda mi discurso tolerante, educativo y protocolar.”
Lo peor son la de los padres, eso si que van en mala leche generalmente, yo temo encontrarme con una frase de esas…y no por lo que me afecte, que lo hara pero me recuperare, pero no lo tengo tan claro que mi reaccion sea correcta, como me pillen un dia de esos malos…dormire en el cuartelillo.
Gran avance! felicitaciones para todos!
En eso estamos, enseñándole a responder e intentando subir su autoestima porque la apatía de la gente es mas habitual de lo que nos gustaría. Un abrazo!