Hace unos días te conté en mi cuenta de instagram que acompañé a mi hijo mayor al cole para hacer un taller a sus compis de clase. El taller consistía en un circuito sensorial que mi peque planificó con su terapeuta, con el objetivo de enseñar los 7 sentidos (¡sí, son 7!) y, sobretodo, que sus amigos y amigas pudiesen entender mejor el porqué de sus hiper e hipo-sensibilidades, así como su necesidad de autorregulación y auto-estimulación (propias de estar dentro del espectro autista).
Hoy comparto por aquí cómo hicimos el circuito sensorial, por si quieres hacerlo en casa con tus peques (les va a encantar, te lo aseguro), o por si te viene bien como idea para llevar también a vuestro cole.
Circuito sensorial: una herramienta para comprender el autismo y la diversidad
Hasta hace unos años, yo pensaba teníamos 5 sentidos, los que nos enseñan en el cole: olfato, oído, gusto, tacto y vista.
Cuando diagnosticaron a mi hijo, y comenzamos todo tipo de terapias tanto para el área motora por su hemiparesia, como de integración sensorial para aprender herramientas de regulación por el autismo, aprendí que hay otros dos sentidos más y que serían clave en el desarrollo de mi niño: el propioceptivo y el vestibular.
A partir de entonces, mi casa se llenó de materiales para estimular los 7 sentidos y regularlos.
Con 9 años, mi hijo ya tiene la capacidad de buscar lo que necesita para autorregularse, o de verbalizar lo que necesita de nosotros o del entorno para sentirse bien (o menos mal). Es un trabajo de fondo del que vamos recogiendo frutos, en el que terapeutas maravillosas como Gemma, Marta o Lucile han sido nuestras maestras.
Pero la realidad es que la sociedad no está preparada, no entiende ni es lo suficientemente respetuosa, para aceptar que algunas personas necesiten autorregularse o auto-estimularse ante determinadas situaciones (ruidos, luces, movimiento, stress, alegría, miedo, etc.).
Por ello nuestra querida especialista Lucile, del Centro Iria, y mi hijo, se pusieron manos a la obra y desarrollaron un circuito sensorial simple para compartir con sus compañeros y compañeras de clase, y que a través de la experiencia pudiesen comprender mejor el comportamiento de mi peque.
De más está decir que estimular y aprender sobre los sentidos es necesario para todas las personas, y que este circuito (o cualquier otro que se te pueda ocurrir), es súper interesante para peque dentro del espectro autista (TEA, EA, CEA), cualquier otro diagnóstico y normotípicos (NT).
Circuito sensorial: introducción
Antes de empezar con el Taller, explicamos a los peques que todos tenemos diferentes niveles de percibir el entorno, los objetos, la naturaleza y nuestro propio cuerpo. Que existen personas que son hipersensibles a algunos estímulos, otras hiposensibles. Que algunas no pueden utilizar alguno o varios de los sentidos por diversos motivos (ceguera, sordera, etc.), y eso hace que desarrollen la capacidad de utilizar el resto de sentidos de forma más aguda.
Por último, que las emociones también se pueden disparar o regular con los los estímulos, y que por ello debemos aprender a identificar qué nos incomoda, qué nos relaja, qué nos altera, y conocer diferentes herramientas para poder regularnos y conseguir volver a la calma.
Por cada sentido hicimos una breve explicación y luego ofrecimos 3 experiencias para que comprobaran que no les producía lo mismo a todos.
Circuito sensorial: la vista
Explicación del sentido de la vista
El sistema visual interpreta lo que vemos. Es necesario para reconocer formas, colores, letras, palabras y números. También es importante en la lectura del lenguaje corporal y otras señales no verbales durante las interacciones sociales.
Materiales
El tipo de materiales que utilizamos puedes conseguirlos en mi Tienda Solidaria de Amazon, y de paso me ayudas a colaborar con 5 entidades que trabajan por mejorar la calidad de vida de peques y mayores con discapacidad. Puedes saber más de mi Proyecto solidario haciendo clic aquí.
Experiencia sensorial para la vista
Para el sentido visual, organizamos tres actividades:
- Un libro de ilusiones ópticas, para que los peques comprueben qué conseguían ver en cada imágen.
- Un proyector de estrellas, que se instaló en un aseo a oscuras donde fueron entrando en pequeños grupos.
- Una manualidad para crear caleidoscopios con un tubo de papel higiénico, papel albal, una pajita, cartulina blanca y rotuladores. Las instrucciones las saqué de este post del Blog Buggy and Buddy. Si no tienes tiempo o tu peque no tiene las habilidades manuales suficientes para hacer un caleidoscopio, siempre se pueden usar los que ya vienen listos o algunos sets para armar.
Circuito sensorial: el olfato
Explicación del sentido del olfato
El olfato está directamente relacionado a nuestro cerebro emocional: podemos utilizar los olores para acceder a la sensación de calma, el estado de alerta o de placer en el cerebro. Es un sentido muy vinculado al gusto y funciona junto a él como un sistema integrado.
Materiales
Para el olfato elegimos tres opciones que sabíamos iban a tener amantes y detractores 😊: orégano, curry y popurrí de rosas.
Experiencia sensorial olfativa
Con esos tres aromas, dispuestos en moldes de papel para madalenas de forma individual y en mini bolsitas ziploc, cada peque ha ido oliendo uno a uno y comentando las sensaciones que le producía cada olor.
La mayoría coincidieron en que el orégano tenía olor a pizza y les gustaba, sin embargo el popurrí les creó sensaciones contradictorias (¡relajante! ¡tiene olor a baño público!) y el curry fue el más extremo de todos: o lo odiaban, les daba asco, o les recordaba a comidas deliciosas que cocinan en sus hogares.
Circuito sensorial: el gusto
Explicación del sentido del gusto
Como comentaba en el punto anterior, el gusto está íntimamente relacionado con el olfato. Los dos sentidos juntos nos permiten identificar los alimentos que disfrutamos y también decirnos lo que es seguro para comer.
Los sabores primarios conocidos con los que se identifica a los alimentos son dulce, salado, ácido y amargo, a los que desde principio de siglo se ha añadido el umami (“sabroso”, en japonés).
Materiales
Llevamos zumo exprimido de limón, que entregamos a cada peque en una cucharilla descartable. Sobres individuales de azúcar morena, y sal que pusimos en mini moldes de papel para horno. Nos quedamos con ganas de llevar pimentón picante y salsa de soja, pero por temas de alergias simplificamos la elección.
Experiencia sensorial del gusto
Como era de esperar, estos tres sabores conocidos por todos los niños y niñas fueron bastante fáciles de probar. Lo divertido vino después, cuando aquellos a los que no les agradaba el ácido del limón decidieron transformarlo en limonada mezclando en las cucharillas del zumo un poco de azúcar. Algunos también aprovecharon el material del olfato (curry y orégano), para hacer otras mezclas y degustarlas.
Fue otro momento interesante del circuito, ya que pudieron comprobar que cada uno tenía preferencias por un tipo de sabor, o bien rechazo a algún otro.
Circuito sensorial: el oído
Explicación del sistema auditivo
Utilizamos nuestro sistema auditivo para identificar la calidad y la dirección del sonido. No sólo oímos el sonido, también nos sirve para entender el habla.
Materiales
Aquí, dado que mi hijo es un amante de la música, en lugar de seleccionar sonidos fuimos con una lista de youtube con 3 canciones que eligió por las diferentes emociones que le provocan.
Experiencia sensorial auditiva
Aunque la mayoría de peques coincidió en que Happy les daba alegría y ganas de moverse (¡se armó una verdadera fiesta en ese momento!), y que I am Happy les daba sensación de bienestar y calma, el momento más interesante fue el de la música de terror. Aunque todos la reconocieron como tal, algunos ni se inmutaron, otros se mostraron alterados, algunos dijeron que les daba miedo por el sonido tan “grave” y otras explicaron que les molestaba que no tuviese letra.
Aprovechamos para comentar que algunos tipos de sonidos o el volúmen en que se escuchan pueden generar incomodidad y hasta sufrimiento en algunas personas. Que si vemos natural ponernos gafas de sol cuando nos da de frente, deberíamos entender que haya personas que rehuyan del ruido, se tapen los oídos o lleven casos para reducirlos.
Circuito sensorial: el tacto
Explicación del sistema táctil
El sistema táctil se refiere a la consciencia del tacto a través de los receptores de la piel. Gracias al tacto podemos percibir las cualidades de lo que tocamos o nos toca: la presión, la temperatura, textura y dureza.
Materiales
Llevamos slime, trozos de estropajo y bolitas de algodón.
También armamos un camino con nuestras alfombrillas sensoriales de silicona, para que pudieran pisarlas y comprobar cuáles les gustaban, cuáles no y qué sensaciones les daban.
Experiencia sensorial táctil
Como imaginábamos, el slime fue la estrella de esta experiencia táctil. Sin embargo, así como mi hijo y algunos amigos estaban casi en éxtasis disfrutando de este moquete pringoso, hubo otros compis que explicaron que les generaba asco tocarlo, y prefirieron hacerlo a través de las bolsitas ziploc donde se los entregamos.
Las alfombritas sensoriales de silicona también fueron top, las probaron con zapatos, en calcetines y descalzos. Algunos sintieron cosquillas, otros relax, a otras les pinchaban un poco. En casa, las tenemos al lado de la cama de mi hijo porque le gusta caminar sobre ellas antes de irse a dormir 😊.
Circuito sensorial: el sistema vestibular
Explicación del sistema vestibular
El sistema vestibular sigue siendo un gran desconocido, pero es imprescindible aprender sobre él para poder estimularlo.
El sistema vestibular está relacionado con el equilibrio y el control espacial. Proporciona ña información sobre el movimiento de nuestro cuerpo y trabaja con el oído y la vista para dar información al cerebro sobre la dirección en que se mueve el cuerpo.
Este sentido es el responsable de detectar desplazamientos, giros o aceleraciones, para ayudarnos a mantener el equilibrio.
Materiales
Llevamos nuestra tabla curva de Mamá Madera, que puedes ver en este post, un cojín de equilibrio y aprovechamos el momento del baile anterior con Happy.
Experiencia sensorial vestibular
Tener consciencia del ejercicio que hace nuestro sistema vestibular para ayudarnos a mantener el equilibrio y controlar nuestros movimientos es algo genial para cualquier peque. También fue el momento perfecto para explicar que esos movimientos, buscados de forma consciente o no, nos sirven para regularnos también a nivel emocional.
No todos experimentamos lo mismo y en igual intensidad, pero la mayoría coincidirá en cuánto nos relaja un balancín, el vértigo que nos puede provocar una montaña rusa, y el miedo que nos genera perder el equilibrio.
Las estereotipias, o movimientos involuntarios, están presentes en la mayoría de personas en alguna forma aunque sea imperceptible para los demás. Ya sea mover una pierna cuando estamos sentados, mover un boli cuando nos concentramos, comernos las uñas, hacer girar nuestra melena, caminar de un lado a otro cuando hablamos por teléfono…
En personas dentro del espectro autista, las estereotipias son imprescindibles para autorregularse, y (salvo en casos de peligro o que resulten realmente disruptivas en algún contexto), no deberían inhibirse. Por eso es tan importante que la sociedad las naturalice, porque las personas diagnosticadas de autismo (y muchas otras neurodivergencias) necesitan estereotipear para poder vivir en un mundo sobrecargado de estímulos.
Seguro te interesa leer mi post sobre los columpios, la autorregulación y el autismo
Circuito sensorial: el sistema propioceptivo
Explicación del sistema propioceptivo
La propiocepción es el sentido que identifica la percepción de los músculos y articulaciones, permitiendo al cerebro saber dónde está cada parte de nuestro cuerpo y cómo se está moviendo.
Es un medio para rastrear y controlar las diferentes partes del cuerpo. Nos permite saber dónde están los bordes de nuestro cuerpo (cuán lejos estamos de un objeto, cuánta presión hacemos sobre un elemento).
Experiencia sensorial propioceptiva
Aquí fue tan simple como pedir a los peques que, cerrando los ojos, se llevaran la cuchara a la boca, o se tocaran la punta de la nariz.
Aparte, aprovechamos el último material para hacer una experiencia bastante completa. Con las perlas de gel hidratadas, que entregamos en bolsitas ziploc a cada peque, hablamos de cómo sabíamos la presión que podíamos ejercer en cada una para tocarla sin romperla, o por el contrario, para destrozarla.
También , haciendo uso de nuestros sentidos, podíamos valorar su sensación táctil dentro y fuera de la bolsa, identificar sus formas, tamaño y colores, contarlas e incluso pisarlas.
El Taller ha sido un éxito, tanto por diversión, aprendizaje y porque mi hijo ha sentido que sus compañeros y compañeras ya pueden entenderlo mejor. Estamos muy agradecidos con Lucile por el trabajazo que hizo con mi peque para organizar este circuito sensorial y con la escuela por habernos permitido llevarlo a cabo.
A la noche, cuando estábamos por irnos a dormir, mi peque me dijo: “mamá, el taller ha sido una experiencia muy intensa. Fue como salir del armario, como cuando alguien es gay y decide contarlo pero no sabe si será aceptado por los demás. “.
Pienso que el objetivo principal se consiguió ¿No crees?
Si te interesa montar un circuito sensorial, te dejo una sección de mi Tienda Solidaria de Amazon llena de materiales para que puedas encontrarlos en un clic.
Espero que este post te haya sido útil.
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